El Palacio de Gobierno fue inaugurado dentro de una serie de hechos políticos, sociales, económicos y costumbristas que establecen una acentuada diferenciación entre aquella época y los tiempos actuales
En la última década del siglo pasado, se empezó a sentir la necesidad de que el Poder Ejecutivo contara con un edificio propio, una sede oficial pues las oficinas centrales del Estado estaban establecidas en casas particulares, por cuyo alquiler se pagaban rentas modestas. El Gobierno del Estado, despachaba en el edificio que fue del antiguo Instituto Juárez y que se presume donó a esta institución el Doctor Simón Sarlat Nova. Esa inquietud motivó el proyecto de construir el Palacio de Gobierno.
La propuesta inicial y más directa fue de Don Francisco de Lanz y Rolderat, que era el Gobernador del Estado, no obstante que su gestión fue muy breve. Su primer período de carácter interino, duró apenas dos meses, del 30 de septiembre al 30 de noviembre de 1879, en tanto que su segundo periodo ya constitucional, durante el cual insistió en su proyecto, transcurrió del primero de enero al 19 de marzo de 1880, día en que falleció.
Siendo Vice-Gobernador del Estado Don Manuel Foucher como encargado del Poder Ejecutivo retornó la idea de construir el Palacio e hizo tanteos para comprar la casa que era propiedad de Don Pablo Sastré. Este señor Sastré, que era ciudadano español, Vice-Cónsul de su país en Tabasco, mandó a construir con el cubano Don Francisco E. Casasús el edificio que se conoció popularmente como «La Casa de Piedra», en un terreno donde hoy se levanta el Palacio Legislativo y que antes fue la Iglesia Católica del Señor de Esquipulas, mandada a demoler por el Lic. Tomás Garrido Canabal, en el mes de julio de 1928.
Don Manuel Foucher, implicado en los nada gratos devaneos políticos de la época, ejerció su mandato desde el 18 de marzo de 1881 hasta el día dos de noviembre de 1882, día en que fue asesinado. La intención de la construcción del Palacio volvió a estancarse.
Sin embargo, la idea estaba latente y las iniciativas anteriores fueron reasumidas por el Gobernador Constitucional del Estado, Don Manuel Mestre Gorgoll. A dos años del fallecimiento del señor Foucher, el día 15 de mayo de 1883, se decidió la compra de un predio que constaba de 103 metros 07 centímetros cuadrados al patriota tabasqueño Don Lino Merino.
Este predio, que es donde se levanta actualmente el Palacio de Gobierno, fue pactado a pagarse en abonos. La operación no fue saldada casi en definitiva hasta el día 31 de diciembre de 1884, o sea veintidós meses después, bajo la administración de Mestre Gorgoll, cuando se completó la suma de 14 mil 595 pesos y 47 centavos, según datos que dejó en constancias el Gobernador Doctor Simón Sarlat Nova en su conocida «Memoria de la Administración Pública» fechada el ocho de diciembre de 1890, que era una especie de informe de gobierno. Hace entonces la promesa de poner prisa para agilizar la obra.
Un mes antes de este informe de Sarlat Nova se había iniciado la edificación del Palacio, el día 23 de noviembre de 1884, poniendo la primera piedra don Lauro León Vázquez, quien era Gobernador interino, ya que el titular, Simón Sarlat Nova, había solicitado del Congreso una licencia para ausentarse del cargo por dos meses.
La ceremonia fue difundida en los parcos medios de comunicación de la época.
El proyecto original fue encomendado al arquitecto don Carlos Jerez, quien ajustándose a los deseos del Doctor Sarlat, dispuso la construcción del Palacio de Gobierno del Estado, y, anexo a este edificio, el Palacio Municipal de San Juan Bautista.
En tanto Don Manuel Mestre Gorgoll, quien había solicitado licencia de su cargo, retornó al mando el 24 de Julio de 1884, pero decidiósuspender los trabajos ya iniciados en razón de que la situación financiera del Estado no era bonancible; además había falta de materiales de construcción y carencia de obreros y artesanos calificados.
El día primero de enero de 1885, fue designado gobernador del estado el coronel Eusebio Castillo Zamudio, quien con una licencia de dos meses, ejerció el mando tres años; durante el periodo reanudó los trabajos del Palacio de Gobierno, con una inversión de tres mil quinientos pesos con 27 centavos.
Al término del mandato del coronel Castillo Zamudio, hombre muy popular por su valentía, uno de los héroes de la toma de «El Principal», fue relevado en el mando por el general veracruzano don Abraham Bandala Patiño, producto del centralismo, ya que era costumbre de que los comandantes militares asumieran también el cargo de gobernadores de los estados. Bandala, desde el día 27 de marzo al 30 de septiembre de 1887, únicamente autorizó la inversión de 240 pesos que fueron aplicados para el pago de réditos en la deuda que se tenía con don Lino Merino, por plazos vencidos en la compra del predio donde ya se ejecutaba la obra.